jueves

Te extraño, Nemo.
Ignoro a qué juegos te entregas. Pero sé que me extrañas.
Sé que me sientes, como yo te siento.
Sé que te quemo, como tu me quemas.


Es extraño el tiempo. Muy extraño.
En Second Life, en la vida por fuera de estas imágenes.
Sé cómo estoy en tí.
Sabes que lo sé.
Te encuentro en cada embestida, en cada deseo de cada uno de mis amantes.
Te encuentro en mi piel, en muchas manos, en tantos alientos.


No sé si quiero volver a verte.
No lo sé.
Posiblemente no.
Seguramente es mejor así.
Encontrarte, fugazmente, en caricias, gustos, heridas.
En el olvido que me traiciona.


No me haces bien.
Nada bien.
Y sin embargo algo de mi no quiere olvidarte.
Quiere retenerte.
Así, en tu ausencia.
Así, donde nadie más llega.


Es tan banal Second Life.
Tan ridículo.
Tan absurdo sin tí.
San absurdo sin tus juegos.
No quiero esto para mí.
No te quiero.
Pero te necesito.


¿Qué es lo que hemos hecho con nosotros?
¿Con esto que hacemos con nosotros?
Lo hacemos sin saberlo.
Lo hacemos negándolo.
Lo hacemos porque no podemos evitarlo.

No te quiero, no.
Pero eres lo único que me hace vencer el insomnio.