lunes
Inocencia
Somos inocentes. Ambos. Siempre lo supimos. Por eso visitamos la tumba de la única que nos entiende: la madre de nuestra madre. Y nos abrazamos sobre el frío marmol. Y fue maravilloso. Como si hubiéramos estado allí. Como si esto no fuera una imagen.
Siempre hay excesiva humanidad en el sexo, demasiados gestos civilizados, disciplinados, intencionales, regulados, animaciones que repiten el rito una y otra vez. Impasibilidad cósmica: no se hace el amor para apagar la sed, se aprovecha ese deseo para vivir el propio cuerpo y el cuerpo del otro en todos sus volúmenes.
El amor es nuestra locura.
¿Por qué detenernos cuando somos lo único que nos queda?
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